tag:blogger.com,1999:blog-5744671475603417392024-03-19T13:55:04.936-04:00la esquina azulUnknownnoreply@blogger.comBlogger60125tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-54194242440647322682016-07-07T19:51:00.000-04:002016-07-07T20:36:12.705-04:00El velero<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAP4P4Du2jfzkJzbmjFfd4T8wJT8TaTwYfju_igjEjEM4oi0l-fGm5vKjstA76tzCpdd7B-OG7Mg8pJripqejY2veWtVrGS_JZn5isX-bKt5FQV0JvRpgKG-A3Ie1Zf3muD2IcdpRQmGOa/s1600/sailing.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="508" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAP4P4Du2jfzkJzbmjFfd4T8wJT8TaTwYfju_igjEjEM4oi0l-fGm5vKjstA76tzCpdd7B-OG7Mg8pJripqejY2veWtVrGS_JZn5isX-bKt5FQV0JvRpgKG-A3Ie1Zf3muD2IcdpRQmGOa/s640/sailing.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Sailing by the Shore" de Leonid Afremov.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Velero que jamás se aleja, como dice un poeta. En la quietud del mar, o en su furia, él sigue ahí. Tiene miedo a la soledad, abrazó a una mujer y la hizo su ancla. Un descuido sostenido le hizo olvidar que su fuego crispaba muy dentro de su cuerpo, cubierto de la investidura de una suave musa. El corazón de ella ya no sabe qué hacer. Quiere mudarse. Quiere permanecer. Pero él ahí, siempre ahí.<br />
<br />
Ella, sentada en la orilla y envuelta por la luz del atardecer, siente cómo el viento tibio le eleva su cabellera y la enreda, y alza sus pensamientos y sentimientos. Los emancipa, los teje en el aire, hace espirales de ilusiones que vuelan de prisa para escapar a tantos miedos y sinsabores. Serpentean entre el vuelo de las gaviotas y suben y suben sin querer descender. Desde arriba, la miran a ella aún en su orilla, tendida entre la arena y el último aliento de las olas. Ven cómo abre sus ojos húmedos, y contempla su velero fiel. Que siempre está ahí.<br />
<br />
Se cuestiona, se interpela, se culpa, se vuelve loca. Llora. Por qué querer huir de tanta constancia. Por qué de pronto tanta necesidad de riesgo. Y se responde, porque conoce bien todos los porqués y sabe qué hacer. El temor la ronda y la aturde, pero la inmensidad del mar la invita y la enajena. Se siente seducida por la libertad de sus olas, la fuerza que hay en sus entrañas, su espíritu bravío y majestuoso. Su misterio.<br />
<br />
Y ella mira su velero, que la observa ahora taciturno y con ojos dolidos. Presiente lo peor, pero sigue igual ahí. Siempre ahí.<br />
<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-29495921179857079872016-07-03T22:34:00.001-04:002016-07-07T19:52:18.496-04:00E L L A<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNyB7PyHDo4aawoNOR3x6COA53NgyTAmyDwsJvGl7n18QbpFhmueSj8vGCYrJ-siOJsUkkAot4Ood7Jrh9tjDpgDoN36qTZdQJxJ6K100ZHDU7baFWRJBRs5j9x8fbzTzrJBWPze8vkS8S/s1600/Suzy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="515" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNyB7PyHDo4aawoNOR3x6COA53NgyTAmyDwsJvGl7n18QbpFhmueSj8vGCYrJ-siOJsUkkAot4Ood7Jrh9tjDpgDoN36qTZdQJxJ6K100ZHDU7baFWRJBRs5j9x8fbzTzrJBWPze8vkS8S/s640/Suzy.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Suzy" de Edwin Holgate</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Ella ya no pudo más. La asfixia se le subió a la mirada. Ya que importa si se le nota. Es la turbulencia que atraviesa su corazón desde hace meses, y que pretende hacerla despertar del letargo mientras aún tiene tiempo. Es la ilusa y posible recompensa de poder volar aún más alto y liberar la presión volcánica que siente en su piel y que ella insiste en ocultar a pesar de la implosión que le hace cerrar los ojos. Porque ellos siempre la delatan.<br />
<br />
La cabeza gacha, la soledad en sus brazos, la tardía respuesta a sus urgencias, la compasión que necesita. Cómo es que llegó a ese punto. Cómo se puede pasar la vida bajo el efecto de esa anestesia que es la estabilidad y la costumbre. Cuánto coraje hace falta para liberarse e ir tras lo desconocido. Quizás más del que hoy siente. Probablemente lo suficiente cuando despierte y vea de nuevo al sol. O a lo mejor nada luego de que la razón le vuelva a tender la trampa…<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-25038233399695031972016-04-09T10:56:00.000-04:002016-07-03T22:39:38.437-04:00Me hizo suya<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRj9eCKVTabm0VljaYpJZKhPbw-byyPUFiPkMp-sKV5127oHszce60JAzX9tbyHZxk86s3viiVyXLlBmCokAFZXhdGGJ70EsNP_LQmfXu7j7AaCzJ2n4Ttv8tI8vYFpi-En_Dj0QAPPxCZ/s1600/DSC_5502.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="451" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRj9eCKVTabm0VljaYpJZKhPbw-byyPUFiPkMp-sKV5127oHszce60JAzX9tbyHZxk86s3viiVyXLlBmCokAFZXhdGGJ70EsNP_LQmfXu7j7AaCzJ2n4Ttv8tI8vYFpi-En_Dj0QAPPxCZ/s640/DSC_5502.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oratoire Saint-Joseph en Montreal. Foto: Javier Picco.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Emigrar es como un trabajo de parto que dura meses. Te ilusionas, te preparas, te desprendes… y vuelas. Renaces. Una buena mañana despiertas en un nuevo cosmos, no tan íntimo ni tan conocido, ni tan tuyo. Pero si observas cuidadosamente tu vida hasta ese gran salto hacia otra tierra, casi podría asegurarte que cada día vivido y cada mínimo suceso estaban hilándose con una seda invisible para conducirte hacia esa nueva experiencia. A lo mejor son cosas mías, pero quizás no.<br />
<br />
Comienzas a caminar por otras calles que tienen nombres en otro idioma, que tienen un significado para muchos, pero no para ti. Te lanzas a explorar veredas, bulevares, plazas, estaciones de trenes. Necesitas poder ubicarte porque ni siquiera distingues el norte del sur. Lo que sí diferencias es tu valía, tu gallardía y tus ganas. No pasa mucho tiempo antes de que te des cuenta de que esa es tu mejor arma. Por muy habituados y seguros que se vean los lugareños, nadie puede igualar ese arsenal de seguridad y de arrojo que llevas contigo.<br />
<br />
Te rodean nuevos códigos, expresiones, acentos, olores. Hasta el color de luz del cielo es distinto. Pero te sientes pleno. El parto fue largo, pero al fin puedes llenar tus pulmones de aire de libertad y de futuro, y respirar, respirar, respirar… hasta que en tus ojos solo se lea esa paz.<br />
<br />
Tiempo después, en cierto punto de ese bendecido renacimiento, caes en cuenta de que el nuevo espacio es cada vez más tuyo. Tu apertura se fundió con tu sentido de la curiosidad, y como resultado de esas ansias de conocer y de descubrir, empezaste a abrazar nuevos referentes. Y la ciudad también se sintió honrada con tu presencia y te reconoció como parte de ella.<br />
<br />
Yo camino Montreal. Pudiera mejor decir: Yo conduzco en Montreal. Pero caminarla me llena de gozo. Es tan amable, tan humana, tan bohemia, tan imperfecta, tan <i>charmante! </i>Me informo sobre ella y voy a su encuentro. Siempre me recibe con gentileza en su mirada. No hay café, parque, auditorio, galería, teatro, oficina o <i>rue</i> de donde salga con desilusión. Te camino Montreal.<br />
<br />
Y están también "mis sitios". Esos que hice mi refugio y que me dan el silencio y la armonía que a veces necesito cuando quiero ordenar mis pensamientos y mis impulsos. El <i>Oratoire Saint-Joseph</i> (templo más grande e importante del mundo dedicado a San José), y la <i>Grande Bibliothèque</i> (más que una inmensa y hermosa biblioteca, es un faro cultural y yo podría vivir en ella). Pasar delante de estos lugares o entrar en ellos me hace sentir conectada con mi nuevo universo. Los hice míos, y con ellos a esta pequeña y adorable ciudad a donde el destino tuvo el acierto de traerme.<br />
<br />
¿Estaré para siempre en Montreal? No lo sé. Pero hoy me siento privilegiada de estar aquí, y la riqueza que me ha regalado esta metrópolis es invalorable y siento que se me sale por los poros. Y yo sé que ella también me hizo suya.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-6996614613888327042016-03-13T21:18:00.002-04:002016-04-09T10:56:58.699-04:00El ropero<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpiBaKhc1svCvG-EWRkSHJH0PAB-oW77QL2UCXh7JWYagHkyAmpAxzPqXCIgXqxNG5UnOsRvI2bJX_y-U13CifSiyqn1p34OMmwKWa_3PimuTXB9WZx6m53xLfkRngRkhdiUGDf9Qv1WR_/s1600/img_3376.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpiBaKhc1svCvG-EWRkSHJH0PAB-oW77QL2UCXh7JWYagHkyAmpAxzPqXCIgXqxNG5UnOsRvI2bJX_y-U13CifSiyqn1p34OMmwKWa_3PimuTXB9WZx6m53xLfkRngRkhdiUGDf9Qv1WR_/s640/img_3376.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Google Images</td></tr>
</tbody></table>
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Tomé una diminuta y antigua llave, y al tocarla con mi mano sentí su rugosidad. Era mucho lo que ella podría mostrarme al abrir aquella puerta del… ropero. Un mueble hecho de madera de roble que ha añejado por décadas tantos objetos atados a tantos recuerdos. Y aquel olor. Abrirlo era dejarme envolver por el limpio aroma a lencería inmaculada y rigurosamente doblada. Aroma a olvido que provenía de los porta sombreros coloridos que flanqueaban cual guardianes el último tramo, a donde yo soñaba con llegar aunque fuese con la punta de mis dedos. También el perfume melancólico de las pocas cosas del abuelo que ella conservaba con tanta delicadeza y respeto. Y su costurero, ese sí más a la mano, porque con él zurcía roturas de tejidos y de almas.<br />
<br />
Tu ropero, abuela. De donde te pedía que sacaras tu frasco grande, con tapa redonda y negra, de colonia Jean Naté. Me gustaba tener aunque fuese un poquito de tu propio olor, ese que se mezclaba tan dulcemente con tu toque de maquillaje, tus vestidos, blusas, faldas y pantalones, y el vaivén de tu collar largo de perlas. Ese que desprendías y regalabas al aire mientras descendías muy afanada las escaleras, y la luz gentil de las tardes entraba por aquellas inmensas ventanas para dar directo en tu pelo y hacer destellar tus cabellos de plata, que hoy son de algodón.<br />
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Tu ropero, María. Ese acorazado que me intrigaba tanto, y del que salían historias y leyendas a borbotones. Cuéntame la vida de tus cosas otra vez. Deja que me llene de niñez.<br />
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{Notas de la bloguera}<br />
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Mi mamá desencadenó este post sin proponérselo al compartir conmigo hace días una canción que representa mucho para mí, y que me trasladó feliz y nostálgicamente a los días más felices del mundo: los de mi infancia en Caracas, escuchando a la hora de la siesta a Cri Cri, y su <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Mn7jRzdPBg8" target="_blank">Ropero</a>. Veo difícil que un niño de hoy viva la inocencia en los mismos términos que yo tuve el privilegio de hacerlo en los años 80. Eso hace que atesore más intensamente mi fabulosa niñez, y que la traiga a mi consciente con placer y con frecuencia, porque es parte fundamental de mi vida y de mi plenitud.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-79189716045323583162016-02-04T20:35:00.001-05:002016-03-13T21:27:10.450-04:00Del arte y otros misteriosEs un hambre atroz la mía. Y una sed también. Una urgencia de arte, de música, de telón, de alfombra con olor a boletería, de salas exponiendo el genio creativo de tantas almas sensibles que han legado al mundo su don. Montreal sacia mis antojos. Yo amo esta ciudad.<br />
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Hace una semana quedé atrapada no sé ni cuánto tiempo delante de esta obra del canadiense Adrien Hébert: <br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiniVqHqN7kIW4gjomgXK6zDgWcRIHuA1Enh-G40ydVc4RcQOdMFz4d6MVwHqhTlPrszIHilWYq2wd_Af35lrNRonDnJcXWMuuHAKA4MUf77ZgbLgmr19l50hBLPGm7S8cOBh9GkY57XQFz/s1600/1.-Adrien-H%25C3%25A9bert-Rue-Sainte-Catherine-1926.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="515" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiniVqHqN7kIW4gjomgXK6zDgWcRIHuA1Enh-G40ydVc4RcQOdMFz4d6MVwHqhTlPrszIHilWYq2wd_Af35lrNRonDnJcXWMuuHAKA4MUf77ZgbLgmr19l50hBLPGm7S8cOBh9GkY57XQFz/s640/1.-Adrien-H%25C3%25A9bert-Rue-Sainte-Catherine-1926.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Angle Peel and St. Catherine"</td></tr>
</tbody></table>
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Absorta, transportada. Detallé cada elemento, cada persona, los colores, la calle… Una nostalgia tremenda me invadió. Como si yo siempre hubiese pertenecido a esa rutina de 1926. Tan familiar que sentía que si hacía un esfuerzo más, hubiese podido recordar una vida completa. El tema es que eso no es una novedad. Soy un alma pasada ya confesa. Una mujer que ha sabido vivir esta época magistralmente, pero que sabe que hay una atracción inexplicable que la seduce cada vez que una imagen en sepia, un verso de antaño, una galantería, un relato a caballo, un compás pudoroso, un olor floral o un sexto sentido color rosa viejo se le presenta.<br />
<br />
Y es un secreto a voces, valga decir. Mis más íntimos afectos lo saben. Bueno… y ahora ustedes. Me llena tanto, me nutre tanto, me calma tanto el arte. Yo diría que es como un portal que se abre hacia tiempos pasados, y yo lo traspaso feliz porque sé que me lleva al encuentro de un mundo que comprendo desde mi intuición, y que siento mío.<br />
<br />
Cuando mi vida recomenzó en Canadá hace cuatro años, yo recuperé mi acercamiento con esa parte de mí que me fascina. Esta ciudad bendita, a donde el destino me trajo, me lo permitió porque aquí se respira música y arte en casi todos los rincones. Hace poco asistí a una lectura de poesía en tres idiomas que alternaba a los poetas con la intervención de una banda fabulosa de jazz. Por diversas razones, fui sola. Mi éxtasis era tal que cerraba los ojos para dejarme llevar por el mar de sensaciones que el talento de aquella noche derramó sobre ese público dichoso.<br />
<br />
Y también me viene a la mente mi época de universitaria, cuando visité una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, en Caracas, en donde había que descalzarse para caminar por el interior de una escultura de nombre "Blanco", y cuyo autor penosamente he olvidado. Era como un laberinto inmaculado en donde abandonarse a la pureza de nuestros pensamientos, y limpiar las experiencias agrias, era cosa inevitable.<br />
<br />
Caracas me fue alejando de su banquete artístico, y yo no lo impedí. Me llené de temor de recorrerla, y ella, dolida, se distanció.<br />
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En fin, la experiencia de cada quien frente al arte es tan íntima y tan personal… Y, como vieron, tan intensa cuando se trata de mí. Una fascinante caja de sorpresas. Eso somos todos. Levante la mano quien no tenga un misterio qué contar.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-12777170888474391662016-01-22T12:07:00.000-05:002016-02-04T20:35:53.636-05:00... Y salíSeis meses sin dejarme salir. Sin conectar pensamientos y letras, sin que mis emociones tuvieran verbo. Demasiado tiempo. La inspiración revoloteaba no una, sino cientos de veces, como seduciéndome para que viniera aunque fuese un rato, pero la vorágine me atrapó y no tuve el carácter para darle un parado. La bulla y la algarabía crónica del 2015 me dejaron exhausta. No veía la hora de comenzar la página en blanco que recibimos cada primero de enero, porque ya sabía, lo había decretado, que este sería un año de sosiego.<br />
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Hoy pude venir, y espero poder hacerlo con la frecuencia que necesito. No importa que sea una esquina polvorienta, abandonada y en donde hable y se oiga solo mi eco. Mis gentiles visitantes seguro que ya hasta la olvidaron. Lo que me sigue dando placer es darme rienda suelta en estos párrafos. Son mi droga, mi calma y mi fortuna.<br />
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Y yo que pensé que hoy escribiría puras notas sostenidas de alegría, y así dar inicio a mi regreso. Pero que curioso… lo que me siento es nostálgica. Hasta con ganas de pedirme perdón por haberme alejado de mí misma. Porque es que, desde que me conozco, esta es la única forma de conexión conmigo que ha existido. Pero estoy perdonada. Punto y aparte.<br />
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No puedo dejar de lado mi propósito original para este primer post de esta nueva etapa de <i>La esquina azul.</i> Además de mi juramento casi sacro de venir con más frecuencia, es que desde hace algunas semanas he estado pensando en cuál sería mi palabra mantra para este año. Todas las que desfilaron por mi mente fueron maravillosas, pero creo que mi escogencia está hecha. Como el verbo crea, y del verbo me gusta más su forma escrita, tenía que dejarla aquí: Florecimiento.<br />
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Comencé mi vida en Canadá como una semilla caribeña que debió adaptarse a tierras frías. Y lo logré. Y comencé a echar mis raíces, y rompí la superficie para hacerme paso porque crecía y crecía con mucha fuerza. Y mi troco fue sólido y firme, y mis ramas muy numerosas, y mis hojas me cubrieron toda. El más frondoso, verde y perfecto follaje. Ahora siento que estoy lista para florecer y dar frutos. Y eso es lo que va a pasar en este 2016. Porque dar es lo que siento ganas de hacer. Aportar, crear, concebir y compartir para seguir creciendo.<br />
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Y con este post en donde salió de todo como en botica, me despido de ti hoy, mi extrañada esquina.<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-22690898962886770202015-07-14T15:36:00.000-04:002016-03-13T21:26:52.817-04:00Te honro, te presumo, Venezuela<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Cuando mi vida fuera de Venezuela se convirtió en certeza, una de las primeras cosas que me prometí fue honrar su nombre y mi gentilicio, y hacerlo con hechos y palabras. Mi voz interior me repetía eso una y otra vez, y lo sigue haciendo pasados ya tres años, por lo que es algo que no puedo ignorar.<br />
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En una tierra de inmigrantes como Canadá, la pregunta ¿de dónde vienes tú? es la variable infaltable de casi cualquier conversación que se entable con algún extraño. Y ante la respuesta muy sentida y orgullosa “de Venezuela”, que hace además un eco infinito en el alma cuando se pronuncia, y desata un sinfín de imágenes y sentimientos a la velocidad de la luz, ocurre con frecuencia la misma reacción; el mismo gesto de quien se lamenta por algo que no marchó bien, el mismo lugar común de “he oído que es un país muy bello, lástima que…”.<br />
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Honrar a mi tierra no es negar la asfixiante crisis general que atraviesa y que ha lanzado en caída libre la calidad de vida del venezolano. Honrar a mi país, tampoco es abonar su dolor con recurrentes narraciones de lo difícil de vivir allí, dándole rienda suelta al verbo cómodo y morboso de quien critica desde lejos. No puede olvidarse que en ese país aún están nuestros afectos, exponiéndose y batallando a diario.<br />
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Honrar a Venezuela es respetar su intimidad y su complejo tránsito actual, y es tratar siempre de dejar en la mente del extranjero que se interesa por saber de ella, una pincelada de color que fije la generosidad de nuestro país, la alegría crónica que nos distingue y que ha sido antídoto para esta etapa amarga, los valores de la familia y la hermandad, el paraíso natural que se encuentra en esa esquina del planeta donde tuvimos la fortuna de nacer.<br />
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Cuando entregamos un poco de nuestro país con franqueza y con amor, la satisfacción de haberlo hecho es lo que nos confirma en nuestro corazón que lo estamos honrando. Hace poco una compañera de trabajo y yo, ambas venezolanas, organizamos un almuerzo con comida, ambientación y hasta música venezolanas. Elaboramos un video con hermosas fotos de paisajes, nombres de ciudades, símbolos patrios. Qué delicia fue presumir de Venezuela.<br />
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Ser agradecidos con nuestro país de adopción es también una manera de llevar en alto la imagen del suelo natal. Integrarnos, darnos a nuestra nueva tierra y comportarnos a la altura de las oportunidades que nos ofrece, es reflejar también nuestra gentileza (y jamás la viveza) criolla. <br />
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Por eso, me propongo honrarte con mi lengua, y mostrar lo mejor de ti con el empuje, el guáramo y la pasión que doy en cada paso de esta exigente y maravillosa experiencia de vivir lejos de ti, Venezuela.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-26347173164394595482015-01-22T16:18:00.000-05:002015-07-14T15:36:25.994-04:00Invoco al agradecimiento<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLM8G0FfyEjadVY0bnnBMwu50eV0HEs4Ymhvb4BlS-mmhSh-n3gZY1ZpfQpV1YciEk8g3xtBQ6xMcdWaHHazmFI8qT8bmBv_LXwTmWH3Mm_6wfkwuxc1qJ_nkEbCCG2Vk80awzCuKZmTf1/s1600/thankful.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLM8G0FfyEjadVY0bnnBMwu50eV0HEs4Ymhvb4BlS-mmhSh-n3gZY1ZpfQpV1YciEk8g3xtBQ6xMcdWaHHazmFI8qT8bmBv_LXwTmWH3Mm_6wfkwuxc1qJ_nkEbCCG2Vk80awzCuKZmTf1/s1600/thankful.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Google Images</td></tr>
</tbody></table>
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El ejercicio de estar conectada con mi yo interior, ese viaje que emprendí de forma consciente hace ya un tiempo, y que ha avivado la llama que ilumina mi ruta de vida, ha sido tremendamente evolutivo, sabio y gratificante. Esta experiencia, a la que se sumó un poco más tarde el transformador proceso de la emigración, ha aumentado mi capacidad pulmonar. Lo sé porque cuando inicio una respiración profunda, y voy inhalando e inhalando más, hasta que ya no cabe más aire, ahí, justo ahí, siento que toco mi centro y le veo la cara a la plenitud que en mí habita y siento paz; como nunca antes, siento paz. Aprendí cómo dejar entrar más aire.<br />
<br />
Y ha sido esa misma conexión con mi voz interna la que desde hace unos años me llevó a plantearme una sola palabra guía cada mes de enero; un mantra que yo pudiera invocar todos los días y que me llevara de la mano a lo largo de cada año para recordarme el fin último de mis acciones y esfuerzos en este recomienzo de la vida lejos de mi país. Para el 2015 solo ha habido una sola palabra que ha resonado en mi cabeza: Agradecimiento. <br />
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Levantar cada mañana y que me brote por los poros esta necesidad de dar gracias, no porque ya haya alcanzado todas las metas trazadas o porque todo esté perfectamente bien a mi alrededor, sino porque hay una sonrisa en mi alma, un estado de inmensa fe en mí y en la Divinidad, una alegría silenciosa y a veces estruendosa que me lleva a entregarme con amor a cada acción cotidiana, yendo de lo más doméstico a los más sublime. Honrar mis sueños, tener claro el camino y agradecer la vida que lo hace posible. Algo me dice que es así como debo continuar...<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-5490079109322663712014-12-12T10:46:00.000-05:002015-01-22T16:18:34.322-05:00Navidad blanca y paciente<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4KXSKmrWikX3ghkTURq6AH48RABf9GlXugpvjKUwTHwKI3xKvSAXMY1gercDgqj0iw1E4gUYNgGWD-61cDVUR7MXwDgRawufc8cLRPI4NLPHNrvor4u_gVfu7EvT4HMyf8fOaU7Ics4qM/s1600/DSC_6924-3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4KXSKmrWikX3ghkTURq6AH48RABf9GlXugpvjKUwTHwKI3xKvSAXMY1gercDgqj0iw1E4gUYNgGWD-61cDVUR7MXwDgRawufc8cLRPI4NLPHNrvor4u_gVfu7EvT4HMyf8fOaU7Ics4qM/s1600/DSC_6924-3.jpg" height="409" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Javier Picco</td></tr>
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Nieve que regala el cielo, que cae suavecita y que se detiene en las ramas desnudas de los árboles. Un copo junto a otro, y otro más, y al final queda tallada una fina y blanca silueta que los visten de fiesta porque es Navidad. Es el blanco. Un color que mis ojos adoran contemplar. Es pureza. En lo sublime que nos rodea casi siempre hay blanco... ¡Hasta en la música! Amo los clásicos navideños norteamericanos. Muchos son suaves como la nieve. Seguro es que muchas de sus notas son blancas.<br />
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Asomarme a la ventana y detenerme ahí un instante para dejarme absorber por ese espectáculo que es ver caer la nieve que cubre todo con tanta calma y tan dócilmente… Eso me produce paz. Sin embargo, a veces ella se contraría y cae furiosa, tormentosa y conflictiva. Incluso así me gusta observarla porque ese contraste es tan misterioso como interesante. Dos caras, dos temperamentos. Y yo hago silencio y apelo a mi santa paciencia, y busco comprenderla.<br />
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También a mí misma trato de llevarme despacio en estos días de fiestas que tocan tanto mi fibra. Porque al fin y al cabo, en Canadá o frente al Caribe, es Navidad, y siempre he vivido con gran ilusión esta época del año, a pesar de que aún estoy nueva en el arte de aprender a armonizar la Navidad calurosa, alborotada y llena de sol que llevo en la sangre, con esta otra versión preciosa, elegante y sobrecogedora con la que tanto soñé y que Dios, que me ama con locura, consintió que yo viviera.<br />
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Dos alegrías, tan diferentes y tan bellas. Una en mi alma, a la que viajo con los ojos cerrados cuando necesito recordar a mi gente, un verso de aguinaldo o el olor de mi patria, y otra que está aquí, la que mi piel siente y que mis manos tocan. Las dos me traspasan con fugacidad. Si espío la tarde a través de la ventana, sonrío complacida al mirar ese paisaje níveo e inspirador. Luego, cuando me doy media vuelta y camino hacia la cocina para hacerme un té, mis pensamientos saltan sin prevenirme y van a parar, por ejemplo, al pesebre que todos los años, en un rincón de su casa, hace mi abuela: “Apuesto que puso los tres reyes magos arriba, a la derecha, con sus camellos. Y al Niño Jesús, seguro lo tapó con aquel pedacito de tela blanca que quitará el 24 a las doce y un segundo de la noche, sin falta”.<br />
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Y así, ya endulzado el té con un toque de nostalgia, gradúo la calefacción, tomo una cobija, me dispongo cómodamente en el sofá para ver una mágica película de Navidad, de las muchas que veo estos días, y otra vez despierto en mi presente. Suspiro al saberme tan plena en esta otra Navidad.<br />
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Abrirse, desprenderse, integrarse a la nueva cultura en la que escogimos vivir y continuar amando desde adentro, muy adentro, las tradiciones, las costumbres y la fe que nos han hecho quienes somos. Una dualidad que sólo el que emigra sabe lo que significa, y que solo el que se tiene paciencia, de esa suavecita y sublime como la nieve, aprende algún día a conciliar.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-60508273073928466952014-11-26T13:24:00.000-05:002014-12-12T10:46:27.267-05:00Tres soledadesYo sí. Cada vez me enamoro más de Montreal. La voy haciendo mía. La siento. La camino, la escucho, la observo desde mi silencio y desde mis ganas de ella. Su riqueza, diversidad y cultura son un bálsamo para los sedientos de mundo. Yo sí. Yo levanté las rejas de mi mente y aprendí cómo encontrarme con ella.<br />
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Rincones, espacios, lugares evidentes y escondidos en uno de los cuales quedé absorta y fascinada una noche más. Allí, en La petite marche de la rue St-Denis, se consolaron tres soledades. La poesía las hermanaba.<i> Bonsoir tout le monde et merci d’être là. Welcome all of you to this event filled with poetry. Hoy compartiremos con los poetas Étienne Lalonde, Fernanda del Monte y Rae Taylor</i>. Poesía en tres lenguas.<br />
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Mito que se rompe. Cuando llegué a Canadá escuché sobre la historia de las llamadas dos soledades: <i>English vs. French</i>. Separadas por prejuicios y barreras prepotentes. Y sumamos entonces otra más: <i>Spanish.</i> Una que viene anclada en las venas y el coraje de tantos inmigrantes que llegan urgidos por abrazar su nuevo cosmos, encontrar nuevos referentes, conformar su imaginario; que llegan fatigados de tanta polaridad.<br />
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Y aparece entonces el arte, la música y las letras, y demuestran gracias a su alma universal que el espacio es infinito cuando hay deseos de entrar en él, y que dejarse seducir por los versos de un poeta, no importa el idioma en el que los haya creado, es reconocer al otro y el valor de su existencia en nuestro todo.<br />
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Yo sí. Yo veo clara la convivencia de estas tres soledades…<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-84646278362971294722014-09-30T17:58:00.000-04:002014-11-26T13:24:44.415-05:00Q u i j o t e s c a<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFaj-lox_gqakJudOrUg0HMZzrZDV0Ykw07Cwu1lMcU5zWG87Pi0BqvP9MDUju4fNP86wykDWw6lxlS0hg9RW3NYcz4ypJYdYdi5WOGtPqOpvC9zDGZtYvQd9R2vVLpKn7XzfIA8p7AxAK/s1600/157442402.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFaj-lox_gqakJudOrUg0HMZzrZDV0Ykw07Cwu1lMcU5zWG87Pi0BqvP9MDUju4fNP86wykDWw6lxlS0hg9RW3NYcz4ypJYdYdi5WOGtPqOpvC9zDGZtYvQd9R2vVLpKn7XzfIA8p7AxAK/s1600/157442402.jpg" height="320" width="213" /></a></div>
Mi ser, ciento por ciento humanista y también medio bohemio, siempre ha saboreado una idílica relación con los libros. Siempre. Es más, muchas veces los he atesorado, limpiado y hojeado por años antes de que su necesidad de ser leídos me estrechara entre sus páginas. Porque, como <a href="http://la-esquina-azul.blogspot.ca/search?q=Principito" target="_blank">una vez escribí</a> en esta esquina, cada libro tiene su momento para ser abierto. En mi familia paterna soy la heredera por excelencia de joyas literarias, especialmente en materia de historia. Por ello, cuando armé maletas para mudarme de país, mis libros más preciados me acompañaron. Imposible dejarlos. Estar entre ellos me mantiene fiel a mí misma.<br />
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Todo esto para contarles que una mañana de éstas me levanté decidida a hurgar entre mi caja de libros aún sin desembalar (después de dos años y medio), y rescatar al Quijote para devorarlo. Valga decir que los cuatro tomos vienen de la antigua biblioteca de mi esposo, y son una edición especial con ilustraciones magníficas y de alta factura. Así entonces, ubiqué la obra completa en un pequeño mueble, y tomé el libro primero, escuchando un crujido de extrañeza. Creo que jamás antes habían sido separados. Me dispuse a dejarme llevar por esta gloria que Cervantes legó a la humanidad.<br />
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Pero mi día “quijotesco” no acabó ahí. Ya tarde en la noche, entré en Twitter y supe que justamente ese 29 de septiembre, día de mi urgencia literaria, se conmemoraba el nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). Esta coincidencia avivó mi ya fuerte interés, y ahora estoy sumergida en esta fabulosa aventura. Curioso, ¿no les parece? <br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-27429452573617433912014-01-06T10:50:00.000-05:002014-09-30T18:06:28.748-04:00Palabras que sostienen<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNlDmpHDGhyvowbwMJeQ5ksT4a0lLq1vnqnB-p2i4bg_bK7yWZDqzioF_utkaDNdm10PTHnn5m97EYdWaPnEgRjSSgamnJehU2xoTJKwa-BtqUjNZ6jIAj2o5_s9e5i0iv-WCs5vYcLCrk/s1600/140075967.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNlDmpHDGhyvowbwMJeQ5ksT4a0lLq1vnqnB-p2i4bg_bK7yWZDqzioF_utkaDNdm10PTHnn5m97EYdWaPnEgRjSSgamnJehU2xoTJKwa-BtqUjNZ6jIAj2o5_s9e5i0iv-WCs5vYcLCrk/s1600/140075967.jpg" height="425" width="640" /></a></div>
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Hay palabras que sostienen. Que se los digo yo. Hay momentos de la vida que nos llevan a amarrarnos a la fuerza del verbo y a la necesidad de crear realidades a partir de la energía de nuestros pensamientos. Así me sucedió hace un año, por estos mismos días. Me encontraba yo en el proceso de comprender qué era lo que el camino me estaba proponiendo y hacia dónde me estaba invitando a virar la dirección. Había señales por doquier, y todo parecía indicar que era el momento de un cambio en el plano profesional. Como si el sólo hecho de haber llegado un año antes a recomenzar una vida desde cero no era suficiente cambio. En fin, todo lo que yo les pueda contar que se moviliza por dentro y por fuera, se quedará siempre corto.<br />
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Romper con la continuidad, con lo seguro, supone un ejercicio de valentía y autoconfianza. Es arrojarse a explorar, en mi caso llevada por el poder de la intuición, de quien por cierto me he hecho muy amiga. Un proceso algo dicotómico para una persona tan racional y analítica como yo. Y es que justamente el balance de toda esa carga pesada y estructurada me lo da una sola palabra; la más irracional de todas: Fe. <br />
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Fe en la Divinidad, que me cobija y acompaña. Fe en mí, y en mi capacidad de crecer y responder ante los grandes retos. Porque además pareciera que la facilidad y yo somos incompatibles, por lo que lo retador y exigente es lo que siempre llega a mi vida ¿Quizás porque lo atraigo? Sí, quizás. Y fue “fe” la palabra que fijé en mi mente y en mi corazón, y que decidí que me guiaría en especial en un 2013 tan incierto en sus inicios. <br />
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Entregarme casi a ciegas a mi fe fue absolutamente liberador. Yo continué trabajando duro, como siempre, pero con una certeza inexplicable de que todo saldría bien, a pesar de no entender cómo. Así fue que transcurrieron doce meses fugaces, algunos agridulces, que acabaron en un fin de año de total satisfacción y con una creencia más fortalecida. Abrí mis brazos, cerré mis ojos, caminé sin dudar y con entusiasmo, me dejé llevar por mi sabia voz interior, me deshice (al menos por un rato) de mi necesidad de controlar. Me sentí plena. Comprendí de manera profunda y consciente que la forma más feliz de hacer el camino, es andando. Es fluyendo. <br />
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De esta manera, esta comunicadora que les escribe se está formando y echando sólidas bases para emprender y trabajar en el campo de la edición literaria. Nuevos talentos puestos en marcha, nuevos conocimientos, nuevas ilusiones. Porque al final la vida está hecha para eso; para experimentar, probar y jamás dejar de autoconocerse. Es así como se aviva nuestra llama interior y se logra un estado de constante alegría y satisfacción. La clave es estar conectados con nosotros mismos. <br />
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Este año, sin jamás abandonar mi fe, he elegido “visualización” como palabra guía. Tengo escenas de los logros de este 2014 en mi cabeza. Son esas imágenes las que también me levantan cada mañana y hacen que el esfuerzo tenga mucho sentido y sea placentero. Los frutos se verán en el tiempo perfecto, y será muy gratificante saborearlos.<br />
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¡Feliz 2014 para todos!<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-24639266104098556552013-08-30T14:40:00.000-04:002014-01-06T10:50:15.792-05:00Que tus fotos te acompañen<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEMjt4Cd6dF3A51G1C0y98L5HOlj_hc5jzIwOuIdVTvdytXc3nBbGKTD5HjmJ2r0VTMQphoCAq8XgD_67W10Iotn9xCPWFWWN7FQ2q3d_GxaEPxUZVHXcB0Dm2KZrG0FbaYbR2ewII87xV/s1600/162394202.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEMjt4Cd6dF3A51G1C0y98L5HOlj_hc5jzIwOuIdVTvdytXc3nBbGKTD5HjmJ2r0VTMQphoCAq8XgD_67W10Iotn9xCPWFWWN7FQ2q3d_GxaEPxUZVHXcB0Dm2KZrG0FbaYbR2ewII87xV/s640/162394202.jpg" height="424" width="640" /></a></div>
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Meter décadas de vida en algunas pocas maletas para continuar escribiendo la historia de uno en otro país exige perder mucho lastre; botar peso, volverse liviano, darle paso a lo nuevo, purgarse, desapegarse… ¡Liberarse! Es un proceso insufrible, parsimonioso y a la vez sanador que implica tomar entre las manos cada objeto que te ha acompañado por años, y volverse su juez: sirve, no sirve, me gusta, no me gusta, lo boto, lo regalo, lo dono, lo guardo. Y cada sentencia desencadena, en forma inevitable, trabajo. Físico y agotador trabajo.<br />
<br />
Recuerdo que a lo largo de las varias semanas que duró nuestro trasegar en Caracas, yo tenía una fijación con las fotos. Las de mi historia, de Javi y la nuestra. Ya desde mucho antes había empezado la selectiva recopilación. Con la gentil colaboración de mi mamá y mi suegra armé la película completa y llené un álbum, que se sumó al de nuestra boda (objeto sagrado y apreciadísimo en este hogar).<br />
<br />
Yo me negaba a solo digitalizar las fotografías. Las necesitaba en físico. Tenía que poder tocarlas. Saber que algunas habían sido impresas hace “sopotocientos” años. Ver que ciertas de ellas estaban hasta perdiendo color. Atesorar con más cuidado las más viejitas. Poder voltearlas y verificar si por casualidad tenían escrita la fecha. Tocar. Tocar. Sentir que me estaba trayendo nuestra historia. En ocasiones hemos abierto los álbumes y les garantizo que la terapia es maravillosa. Como dice el bolero, “recordar es vivir cuánto se ha amado, recordar es vivir un grato pasado”. <br />
<br />
Este mágico proceso sirvió para sacudirle el polvo a viejas anécdotas mientras pasábamos de mano en mano las imágenes. Adoro escuchar. Oír historias familiares siempre permite completar ese gran rompecabezas que es el ayer y descubrir su fascinante influencia en nosotros. <br />
<br />
Además, cuando uno por fin llega a su nueva ciudad como inmigrante a veces se siente que se está en la nada. Hay que explorarlo todo desde cero, incluyéndose uno mismo. Entonces en esos primeros momentos, cuando quizás se sienten profundas ganas de ubicarse, ahí está nuestra historia. En mi caso, poder tener a la mano mi memoria en su versión original ha sido tremendamente positivo. <br />
<br />
Sólo puedo dar fe de que, aunque es cierto que se debe botar lastre al hacer las maletas más importantes de tu vida, debes procurar que tus fotos te acompañen.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-74243737534578200492013-08-12T08:20:00.000-04:002013-08-30T14:40:19.895-04:00Plenamente inmigranteSalir de las entrañas de la tierra que nos vio nacer y empezar una nueva vida en otro lugar es, definitivamente, una de las experiencias que más nos sacuden y nos reordenan por dentro. Visto con los lentes del optimismo y la amplitud del ser, podría definirse como un inmenso privilegio que algunos tomamos el riesgo de ir a buscar.<br />
<br />
En mi caso, ha sido también la maravillosa oportunidad de bajar la velocidad del camino y poder detenerme a vivir, y, más aún, hacerlo inmersa en un ambiente que brinda sosiego y certidumbre. Así lo imaginaba, así sentía la necesidad de que fuera y así lo estoy disfrutando gracias a la Divinidad.<br />
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Lo cierto es que llegué a Montreal con mucha disposición al cambio y abierta a la experiencia transformadora que estaba por empezar. Un año y medio ha pasado y hoy lo que siento es plenitud. He aprendido a conjugar mejor los verbos crecer, tolerar y respetar. He amansado mi ego criollo, y hoy veo el mundo de muchos más colores y dimensiones. Ahora siento que hago “camino al andar”, sin prisa.<br />
<br />
Entonces la inspiración me tomó por asalto y lo que me provoca es secuestrar ese estado de ánimo y mantenerme en ese clímax de creatividad generalizada por el mayor tiempo posible. Una seguidilla de ideas que sólo de tomar forma en la mente ya producen placer y motivación. <br />
<br />
Parte de ello me hizo, por ejemplo, zambullirme de manera más profunda en mi práctica de la repostería y me decidí a hacer este verano un curso tan magnífico como divertido. El primero de los que vendrán. Y es que no solo me da gran satisfacción decorar tortas, sino que me conecta mucho con tantos dulces recuerdos que atesoro junto a las grandes mujeres de mi vida (de eso también escribí <a href="http://la-esquina-azul.blogspot.ca/search?q=recuerdos+al+horno" target="_blank">aquí</a>).<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_emAjnbPHm9A0pds6agyT7PD9QWYltgJ5leEky8vjqi9-9I_fQTJmAK9udzZNCLWsFcOqVfNPZuQ6BUGGWtWS32cRH_T65GW9mRSDkanZcEUtITszMJXmcb6mz-rFSO0SGfXn1xBehXFh/s1600/Fotos+post.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="384" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_emAjnbPHm9A0pds6agyT7PD9QWYltgJ5leEky8vjqi9-9I_fQTJmAK9udzZNCLWsFcOqVfNPZuQ6BUGGWtWS32cRH_T65GW9mRSDkanZcEUtITszMJXmcb6mz-rFSO0SGfXn1xBehXFh/s640/Fotos+post.jpg" width="640" /></a></div>
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Y como si fuera poco, tenemos en casa la linda visita de mi mamá, a quien recibimos con todo el cariño y esmero que fue posible.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbkH9qcUYyyDC8F3pr-vLF14MDV8MZgZBU2xv9Xb8uuFh5oV_YE0GxbIS4aerWzQW9HMWypB3zUhD29G_Nec2G8wpVCiPfNX6RB6j6gqQgGI1Gs35YClToCbDa_Ic6U4qvF4ne5sHKoFrg/s1600/DSC_6592.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbkH9qcUYyyDC8F3pr-vLF14MDV8MZgZBU2xv9Xb8uuFh5oV_YE0GxbIS4aerWzQW9HMWypB3zUhD29G_Nec2G8wpVCiPfNX6RB6j6gqQgGI1Gs35YClToCbDa_Ic6U4qvF4ne5sHKoFrg/s320/DSC_6592.JPG" width="258" /></a></div>
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Una sola frase para terminar este post: Gracias, Padre, por tanto.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-67989379307863476512013-07-04T13:13:00.000-04:002013-08-12T08:20:47.967-04:00Montreal es siempre músicaMúsica aquí, música más allá. Montreal es siempre buena música. Cuando se tiene el hábito de caminar sus calles o la necesidad de tomar su metro a diario, es impredecible el instante en el que un fondo musical nos saque de nuestros pensamientos o nuestras conversaciones, si viajamos acompañados, para enfilar oídos y apresurados pasos hacia ese talento que no cuenta con mejor escenario que una esquina del subterráneo con buena acústica, y un público ocasional, pero que a veces quisiera detenerse y recoger un poco de inspiración desde la primera fila. <br />
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Clubes nocturnos, cafés, restos (como se le dice por aquí a los restaurantes), festivales y hasta misas. En una oportunidad asistí a una misa ordinaria en el
<i>Oratoire Saint-Joseph</i> y resulta que había concierto de órgano incluido
con mezzosoprano y todo. Con respecto a los festivales, ahora mismo se está desarrollando el <i>Festival International de Jazz</i>, el más grande e importante que se celebra en el mundo. Y es que más allá de las tarimas formales, yo creo que aquí el talento abunda como moléculas y por eso las esquinas y la ciudad subterránea se llenan de él. Y siempre se regala música, buena música.<br />
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El 1ero. de julio veníamos Javier y yo de vuelta a casa, luego de haber pasado gran parte del día festejando el <i>Canada Day</i> en el Viejo Puerto, cuando notamos que en la entrada de una estación de metro próxima sonaba una banda que tenía retenidas a decenas de personas realmente extasiadas con sus versiones de grandes éxitos del pop/rock de los 60, 70 y 80. Quedamos atrapados allí como por media hora y ni lo notamos. En el interior de un estuche abierto de guitarra que estaba frente a los músicos se leía <i>Flash-Back </i>(su nombre artístico)<i>. Étoiles du Metro 2013 </i>(Estrellas del Metro 2013).<br />
<br />
Cantidades de monedas y billetes fueron a dar al interior de aquel estuche desde donde seguro se parió ese sueño bohemio de cobrar notoriedad pública a través de sus acordes y compases. Al menos -pensaba yo mientras los escuchaba- despiertan energía vibrante en cada persona que se topa con ellos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfGdkgjYke1gA0og4wFA_Ceb13gY-vRkCSjh7_OXqetATttdX6GqWo9-rfdkbGXWu-rSqUwdsTcQhINVbNMhcdYGss6LbU0Z0YxjrHMtVaRF_MgVUrx7yrWZkbwqu5YzgRfAn5E19nSSXw/s800/DSC_6506.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="336" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfGdkgjYke1gA0og4wFA_Ceb13gY-vRkCSjh7_OXqetATttdX6GqWo9-rfdkbGXWu-rSqUwdsTcQhINVbNMhcdYGss6LbU0Z0YxjrHMtVaRF_MgVUrx7yrWZkbwqu5YzgRfAn5E19nSSXw/s640/DSC_6506.jpg" width="640" /></a></div>
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La gente cerraba los ojos, como transportándose a la época y tarareaba los temas, cuando no acompañaban las melodías con un rítmico movimiento de sus pies o sus cabezas. Mi espíritu retro llegó a la cima. No tengo edad para haber vivido el furor de la música de los 60, 70 y 80, pero es gracias a mis padres que esa herencia me acompaña y me nutre. De pequeña en mi hogar siempre sonaba música, buena música.<br />
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En fin, más tarde la curiosidad me venció y busqué en internet sobre <i>les Étoiles du Metro</i>. Me gustó saber que es un programa que adelanta una organización sin fines de lucro, en asociación con la STM (Societé de Transport de Montréal), que agrupa y representa a ese talento rezagado, pero no por ello sin brillo, y los organiza en su necesidad de llevar su música a las calles para además ganar algo de dinero.<br />
<br />
Hay toda una planificación de sus toques. También se cuenta con una selección de estaciones de metro que son propicias y dentro de las cuales existe un lugar específico y bien identificado en donde ellos pueden estar durante su presentación. La espontaneidad puede también tener orden en Montreal… interesante, ¿no?<br />
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Si este post pudiera tener una cortina musical sería <i>Dust in the wind </i>(Kansas, 1977).<br />
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¡Feliz verano para todos!<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-68680342437024419572013-05-22T09:52:00.000-04:002013-07-04T13:13:38.892-04:00Aprender a despedirseAbril y mayo han traído de todo, “como en botica”. Pasaron los días a gran velocidad desde que escribí mi último post, y se me hizo casi imposible venir a esta tranquila esquina que tanto extrañé. ¿Razones? Una sola, y muy especial. Recibimos en casa a mi suegra y a nuestro pequeño sobrino-ahijado, quienes vinieron de sorpresa desde España para el cumpleaños de Javier. La primera visita familiar desde que llegamos a Canadá. El mejor regalo del mundo que mi esposo pudo recibir.<br />
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Así que desde principios de abril las semanas corrían bajo mis pies aceleradamente, mientras yo organizaba todo en secreto para que la sorpresa fuese perfecta. Y llegó el gran día, y hubo lágrimas de felicidad, torta de chocolate, regalos y mucho más.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmrdHGyjYX78aNParVy4PG9OE0E-WqnKXFjRSjAbmw8Y_0LeDdSYBpi0Id1dkZ0zkdtWbOmBlQZtx6q4vJAkm8c9jtyX4GTmQXYb25fqqVp9bSsln_pRh0aztaaQEs8Lb5Rc0mViQemCsB/s1600/DSC_6155.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="356" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmrdHGyjYX78aNParVy4PG9OE0E-WqnKXFjRSjAbmw8Y_0LeDdSYBpi0Id1dkZ0zkdtWbOmBlQZtx6q4vJAkm8c9jtyX4GTmQXYb25fqqVp9bSsln_pRh0aztaaQEs8Lb5Rc0mViQemCsB/s640/DSC_6155.jpg" width="640" /></a></div>
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Pasadas las horas, nuestra rutina había dado un vuelco y ya había un poco de desorden, amenas conversaciones a cualquier hora del día, juguetes en la alfombra, besitos llenos de dulce, abrazos y más abrazos, botellas de vino, picnics, consentimientos, muchas visitas a los parques, juegos divertidos, paseos, cansancio bonito, amor y conciencia de nuestra gran fortuna.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzcWxyFsA5aGJaiMDrQMWKIndI50DqLjKiHv9OqqXvU0qvCuuMOvMZVoBwYpjU1kLDxh35ZKu-SH74OhEHQ1151pGaMakMUi_NwGt7dRFET0D66syVcGCwXekzHDF_-okP5VznN9QfVWaG/s1600/post.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="384" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzcWxyFsA5aGJaiMDrQMWKIndI50DqLjKiHv9OqqXvU0qvCuuMOvMZVoBwYpjU1kLDxh35ZKu-SH74OhEHQ1151pGaMakMUi_NwGt7dRFET0D66syVcGCwXekzHDF_-okP5VznN9QfVWaG/s640/post.jpg" width="640" /></a></div>
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Pero llegó el momento de decir “hasta luego”. Todo llega y todo pasa como dice mi padre, y eso aplica para lo bueno y también para lo que no lo es tanto. Entonces se instaló en el corazón esa rara sensación de querer detener el tiempo, cuando no se puede. Y nos volcamos en abrazos muy sentidos, de esos que quieren decirlo todo en la brevedad de la despedida. Y brotaron desde adentro hermosas y sabias palabras. Y nos regalamos miradas empañadas y francas.<br />
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Luego lo que uno quiere es que la rutina regrese con fuerza para que la melancolía se quede muda y no pueda dirigirte la palabra. Ignorarla y continuar. Crecer en fortaleza. No queda otra.<br />
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Confirmo que una de las lecciones más difíciles de inmigrar y vivir lejos es la de aprender a despedirse. ¿Será que con el tiempo llega a ser más fácil? Ojalá, ¿verdad?<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-53213251678586058372013-03-25T18:41:00.000-04:002013-05-22T09:53:25.164-04:00Primavera en alas de mariposaPor aquí ya hay aires de cambio... ¡Ya era hora! Empieza a sentirse el movimiento final del invierno y en pocos días será notoria la llegada de la primavera. Montreal se viste de una gala florida para esta estación y luce sencillamente preciosa. Las bicicletas pululan y hasta ejecutivos van a sus trabajos en bici. Los paraguas e impermeables reaparecen porque el cielo nos envía lluvias ocasionales que refrescan las flores y avivan las áreas verdes que en verano llegarán a su esplendor. Se activa aún más la oferta cultural y repunta la vida en las calles de esta ciudad que sabe a jazz.<br />
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Esta imagen me vino a la mente hace no mucho cuando fui con Javier a un evento que se llamaba <i>Papillons en liberté</i> (Mariposas en libertad), en el siempre fabuloso <i>Jardin Botanique</i>. Pasamos una mañana atípica de invierno. Recorrimos, como antesala a las mariposas, una zona colmada con las orquídeas más espléndidas que había visto en mi vida (y miren que es irónico porque nací en un país donde la orquídea es la flor nacional), por supuesto mantenidas en un ambiente con temperatura controlada y hasta con cascadas, puentes, helechos y sonidos de aves (en contraste con los metros de nieve que nos esperaban afuera de ese oasis). Me sentí hasta nostálgica. <br />
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Luego pasamos al área <i>des papillons</i>. Aún más bello todo. Yo admiro la vocación de excelencia con la que esta sociedad hace muchos de sus eventos. Vi gente de todas las edades tratando de identificar las especies de mariposas con ayuda de una tabla ilustrada que ofrecían en la puerta, y fotógrafos embelesados (como mi esposo) y hasta tendidos en el piso (como mi esposo) para capturar a los escurridizos insectos (... que feo suena llamar insecto a una mariposa).<br />
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También era curioso ver a muchos niños y no tan niños quedarse inmóviles para propiciar que alguna le diera la alegría de posarse en ellos. Pero eso casi no sucedía. Y entonces iba yo caminando cuando súbitamente fui sorprendida por una mariposa marrón que se detuvo en mi pecho y al abrir sus alas por completo, miren cómo resultó ser…<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTmNuTr9uk1bUTg2o2RILl33iNEzIF_YgOIKiLk9nA9woraQ02mr7gKEmTFdKRNgR_IK-jrvMv7iy5gZuWdw4Ff9BZ73Sm0_OxJUx97WYR1u4PN365EyXi79MUErK8fB6BdovhsmV5-vR1/s1600/DSC_5740.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="452" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTmNuTr9uk1bUTg2o2RILl33iNEzIF_YgOIKiLk9nA9woraQ02mr7gKEmTFdKRNgR_IK-jrvMv7iy5gZuWdw4Ff9BZ73Sm0_OxJUx97WYR1u4PN365EyXi79MUErK8fB6BdovhsmV5-vR1/s640/DSC_5740.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Javier Picco</td></tr>
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Allí se quedó un buen rato. Algunas personas me rodearon y empezaron a tomar fotos. Al final, tuve que soplarla un poco, moverme, hasta que Javier la terminó por agarrar (aunque estaba prohibido) porque si no quizás aún estaría esperando que volara. <br />
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Esta simple anécdota, de mi atípico mañana invernal, me dio alegría. Luce como un evento azaroso pero yo le di un significado especial. De esos que sólo entiende el corazón, se quedan allí secretamente y sólo salen a través del brillo inexplicable de nuestra mirada. Al caer la tarde de ese sábado, seguí el impulso de enviarle a mi papá esta foto. Me dio ilusión que él la tuviera. Al cabo de unos minutos me respondió con un poema que había escapado de mi memoria -casualmente sobre una mariposa- tan suave, puro y risueño como quien lo declamaba en vida: Julia, mi abuela paterna. La recordé con una sonrisa en el alma y en los labios. Supe que ella también entendió el significado que le di a ese día y a aquel instante que ahora era más especial.<br />
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Fresca primavera de colores que ya te acercas, aquí te espero, abierta, ligera y plena como alas de mariposa. <br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-81747650395313146272013-03-14T09:12:00.000-04:002013-03-25T18:58:14.280-04:00Soy de aquí, soy de alláHace unos días estaba conversando con un venezolano que vive en Montreal desde hace veintidós años. Llegó, como tantos de nosotros, casado y con muchas metas. Tal cual como lo planeó, aquí estudió su posgrado, tuvo sus hijos y compró su casa. Sin embargo, tras un suspiro al que le siguió una mirada melancólica, de pronto me dijo “pero sabes que, al final, yo no me siento ni de aquí ni de allá”. <br />
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Yo empecé a mirarlo diferente, sin que él lo notara, ya no como una simple paisana con quien se tropezó sino como alguien que deseaba saber más de él y de su testimonio para poder comprender el significado de esa frase tan lapidaria para mis oídos entusiastas, y mi auto-lección diaria de “la actitud lo es todo en la vida”. La conversación no pudo extenderse lo suficiente como para que yo saciara mi necesidad de escuchar activa y atentamente la historia detrás de esa sentencia, por lo que el tema se me quedó en la cabeza dando vueltas.<br />
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Pensaba entonces en muchas hipótesis. Que ni Venezuela ni Canadá eran los mismos hace dos décadas. Que las exigencias para emigrar cambiaron drásticamente en ese tiempo. Que la visión del mundo y el acceso a él no tienen patrón de comparación en ambos momentos. Que hoy se habla de Inteligencia Migratoria y en aquella época quizás primaba el instinto y la aventura. Que más allá de todo análisis, en definitiva cada persona es diferente por lo que también lo es cada experiencia sin importar cuándo haya sucedido.<br />
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En el fondo sentí fue temor de verme algún día en esa posición. Para mí, que soy pichón de inmigrante, hasta ahora no había cabido la idea de que, a la vuelta de los años, podía no sentir a Canadá como parte de mí también. Estamos claros, el vínculo con mi amada Venezuela es irrompible y eso jamás cambiará, porque es cierto que la relación que uno tiene con la tierra que lo vio nacer nos marca -afortunadamente- para siempre. Pero, ¿será tan difícil desarrollar sentido de pertenencia en otro suelo? La respuesta más inmediata que me viene a la mente es que se trata de nuestra actitud. <br />
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Recuerdo que como parte del largo proceso para obtener la visa, mi esposo y yo debimos estudiar bastante sobre Canadá y su provincia Québec. Respondimos un extenso cuestionario sobre toda suerte de interrogantes para estar preparados para nuestra entrevista en la embajada. Una de esas preguntas decía, ¿cómo piensa integrarse a la nueva cultura? Y la respuesta era clara: Estar abiertos a conocer el país, sus provincias y ciudades, aprovechar las herramientas que el gobierno ofrece gratuitamente en materia laboral y ciudadana para ser más eficaces en nuestro establecimiento, consolidar el uso de los idiomas, disfrutar de las manifestaciones culturales, recorrer sus espacios verdes, vivir sus valores hasta hacerlos nuestros, echar raíces, etc.<br />
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Como esa pregunta, docenas más. Ese ejercicio nos llevó a tener un plan y a aterrizar en suelo canadiense con una idea lo más cercana que pudimos de lo que sería nuestro inicio. Suena sencillo. En la práctica se encuentran obstáculos, pero ¿quién dijo que no habría? Lo relevante es que cada quien a su ritmo, y según su propia suerte, va encontrando el camino. Todos (los que de verdad lo desean) al final lo logran. Pero surge la duda de si también llegará la mayoría a querer a esta tierra. Hasta ahora considero que reúne los méritos, y que si está en nosotros la disposición a hacerlo, terminará por pasar y seremos aún más ricos pues reuniremos en nuestro corazón el amor y la pertenencia por dos naciones que habrán aportado a nuestras vidas sus mejores herencias.<br />
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En fin, ojalá no me equivoque. Al menos tengo la conciencia despierta y la más grande disposición a conservar lo mejor de allá (de mi entrañable Venezuela) y llegar a querer lo que soy y seré aquí. El tiempo dirá lo demás.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-53880742216629827722013-02-21T17:20:00.000-05:002013-03-14T09:57:58.003-04:00Gratos gestos virtualesDe los gratos regalos que abrir este blog me ha dado, hoy quiero hablar de la sintonía e identificación entre amigos virtuales. El año pasado descubrí la <a href="http://calledeleco.blogspot.ca/" target="_blank">Calle del Eco</a>, de mi colega bloguera Leonor, quien también vive en Canadá. Su sitio es refrescante y sus historias fascinantes porque tiene un don para adornar poéticamente cada frase, así el tema sea mundano o doméstico. Desde que la leí por primera vez, la sigo. Yo cuento con el honor de sus visitas también. <br />
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Lo maravilloso de esto es que, así como yo escribo de mi vida porque es ésta mi real terapia, hay muchos más que encontraron en la blogósfera un espacio especial para dejar trazos de sus momentos y días, para que algunos otros, incluso extraños, fueran parte de ello y porque sólo quienes lo hacemos entendemos lo mágico que es. Leer lo que el alma de otra persona expresa a través de las palabras, es más que leer. Se trata de acceder un poco más allá, entrar hasta donde el autor lo permite y conocer de su naturaleza, de su color de espíritu, de sus emociones blancas y grises, de su mundo. Al final, a pesar de ser un vínculo virtual, uno siente que se conoce. <br />
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Hace unas semanas, Leonor habló de Norte y Sur, la vieja serie para televisión que tuvo como escenario la Guerra de Secesión de Estados Unidos abordada desde la vida de dos amigos entrañables, Orry Main y George Hazard. El primero del sur, esclavista, y el segundo del norte, abolicionista. En seguida le comenté que el año pasado, antes de venirme a Montreal, el canal TCM la transmitió en Venezuela pero quedé frustrada porque no la pasó completa. Ella no dudó en ofrecerme su colección de DVD. Yo acepté, los recibí feliz por correo y los atesoro en mi casa durante unos días hasta que me termine de degustar cada capítulo.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8dn9bAi9sX3FxSV1asvNOO3cMwcpa8K_f_NrBhDaelj01x_Bfr90Pf5Hek0ZbYuAZKKrlCk9KpFvnfIcf7vxqRINVyPCeuBCv851ypna8YUbamoMEPRc-RwwOUncquifOEDxEXk6rBtYE/s1600/DSC_5787-2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="404" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8dn9bAi9sX3FxSV1asvNOO3cMwcpa8K_f_NrBhDaelj01x_Bfr90Pf5Hek0ZbYuAZKKrlCk9KpFvnfIcf7vxqRINVyPCeuBCv851ypna8YUbamoMEPRc-RwwOUncquifOEDxEXk6rBtYE/s640/DSC_5787-2.jpg" width="640" /></a></div>
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Primera cosa linda, que es un total deleite ver la serie en cada momento que encuentro, pero aún más conmovedor es que me la haya prestado Leonor. <br />
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Segunda cosa linda, que mientras veo Norte y Sur es inevitable reflexionar sobre la amistad a toda prueba. Una sola nación vivida en dos realidades fuertemente distantes y una lucha de altura que logró su cohesión magnánima hasta el fin de los tiempos, pero que, mientras duró, no separó los corazones, los sentimientos ni el respeto de dos verdaderos amigos. Quisiera sacar aunque sea parte de la recreación de esta serie y pintar los momentos actuales de mi amado país...<br />
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Hasta la próxima <span lang="ES-VE" style="font-family: Arial, sans-serif;">♥</span><br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-82914851935384949602013-02-03T13:59:00.001-05:002013-02-21T17:20:56.459-05:00Crónica de unos vientos anunciadosSin poder respirar. El viento me enredó y atacó maliciosamente. Fue hace pocos días, cuando salí más temprano de lo normal para llegar a una cita que tenía en Laval, en las afueras de Montreal. <br />
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Esa mañana, como siempre, me asomé por la ventana y luego revisé desde la aplicación de mi teléfono el pronóstico del tiempo antes de decidir qué chaqueta de invierno sacar del clóset y cuáles botas calzar. Fue agradable leer: 9 °C con sensación de 5; en letras muy pequeñas decía: <i>windy</i>. La emoción me hizo olvidar el resto de los indicadores y me dije: “Excelente. Nada de extremos hoy”. Ingenua conclusión la mía. O como dice una amiga, “la incultura es atrevida”. Me dispuse entonces a ponerme mi <i>manteau</i> consentido, que es el que me protege de -10 hasta 10, y no me coloqué el sweater polar debajo. Total, teníamos un tropical clima de ¡sólo 5 grados!<br />
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Salí a la calle, sentí el golpe del viento helado y encogí el cuello (como los morrocoyes), pero continué mi camino porque tenía el tiempo algo justo y debía llegar con puntualidad, valor muy apreciado en esta sociedad. Caminé tres cuadras a toda prisa hasta la estación de metro, lamentándome a cada paso de que esos 5 grados en realidad parecían -20, y no me había vestido adecuadamente. Pasados unos veinte minutos, ya estaba bajándome en mi estación destino y tomé un bus que me dejaría enfrente al edificio al cual iba. Hasta ese momento, todo bajo control. Llegué elegantemente en punto (que aquí significa de diez a quince minutos antes). <br />
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Una hora más tarde, terminó mi reunión y me encontré en el exterior llevando un golpe de viento, esta vez triple, y al cerrar los ojos apareció de nuevo en mi mente esa corta y molesta palabra que había visto en la pantalla del celular: <i>windy</i>. Tenía sólo que cruzar la avenida para llegar a la acera opuesta, donde estaba la parada del bus, el cual pasaría en 5 minutos para llevarme de regreso a la cálida y segura estación de metro. ¿Cómo? ... ¿Que les parece fácil? ... Pues ¡no! (revivo mi mal humor de ese momento).<br />
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Caminé hasta llegar a la esquina donde estaba el cruce peatonal. Una vez allí, alzaba la mirada cada tantos segundos para ver si la luz cambiaba a verde y podía pasar, y luego volvía a bajar la cabeza huyendo, en vano, de los vientos huracanados que me asfixiaban y me empujaban contra la nada. Transcurrieron dos o tres minutos -que parecieron treinta- y nada que cambiaba el semáforo. <br />
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De pronto se me ocurrió voltear hacia el poste del otro semáforo, el que estaba de mi lado de la avenida, y noté que, quizás por ser una vía donde no eran habituales los peatones, estaba ese fulano botón que tenía que haber apretado para activar el cambio de luz… ¡Y de pronto vi el bus acercándose del lado contrario! Así que, al asegurarme de que no venían vehículos, corrí con angustia y con la presión de estar sometida como a 3 fuerzas G hasta que llegué a la parada. Acto seguido, se detuvo el bus y abrió sus puertas: <i>“Bonjour Madame!”</i>, me dijo el chofer, a lo que respondí exhalando de alivio: <i>“Bon-jour Mon-sieur”</i>. Obtuve de vuelta una sonrisa amable. Él sabía que me había rescatado.<br />
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Me senté, respiré y me deshelé. Lo peor había pasado. El camino de regreso era más resguardado. Mis energías para el día se agotaron en 5 minutos exactos.<br />
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Al parecer, esto fue un episodio atípico de vientos, pero aún así me la paso diciendo que soy una <i>winter lover</i> . Cuando la gente de aquí me oye decir eso, veo que ladean la cabeza y me ven como con compasión. Así como si yo estuviese un poco loca. No lo estoy, ¡¿verdad que no?! <br />
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Lo que pasa es que definitivamente el invierno es para sus amantes…<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRz0xGvFJp3XGcdJszsD73k7n3XnzVIWu6qDDzc9G9KBirxvbpI0uHz9L2eoriG46O0tKC0k3tOd5stiCVevN6pEvqCeZ0hLf1kjnY8VhhMFU2mjD6hmtObWO07_qVxl4wlLEE4HQ6zWu3/s1600/Corazon.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="356" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRz0xGvFJp3XGcdJszsD73k7n3XnzVIWu6qDDzc9G9KBirxvbpI0uHz9L2eoriG46O0tKC0k3tOd5stiCVevN6pEvqCeZ0hLf1kjnY8VhhMFU2mjD6hmtObWO07_qVxl4wlLEE4HQ6zWu3/s640/Corazon.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Javier Picco de conmislentes.com</td></tr>
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<br />Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-27403660058830123392013-01-26T17:18:00.001-05:002013-02-03T13:59:18.660-05:00Recuerdos al hornoAños y años viviendo tan cerca de mi mamá, mi abuela y mi tía, viéndoles y ayudándoles a hacer maravillas de tortas, y es ahora, cuando estoy tan lejos, que me ha dado por recopilar sus mejores recetas, anotarlas en una libreta de diseño retro y hojitas envejecidas que alguien me regaló hace tiempo, y hornear una y otra vez. Jamás antes tuve tanta necesidad de hornear un bizcocho o ponqué (como le decimos en Venezuela) y de buscar la perfección en su textura y sabor. Aún no logro el punto que considero "de deleite" pero creo que voy por buen camino. <br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRMo6yJd2m8d46bh6dFdnR1zHeVpXsCQUGVOzjXot2AWf0M9PqqGYmXLZQpWzuMuSXNmMlkJRnfQdHPllC5e_6ETyDZy0NMTetgQcrBIvyghlfQAvrP9xBFsBgiPEXQ9k2JPYDkK2z69Kl/s1600/Fotos+posts3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="428" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRMo6yJd2m8d46bh6dFdnR1zHeVpXsCQUGVOzjXot2AWf0M9PqqGYmXLZQpWzuMuSXNmMlkJRnfQdHPllC5e_6ETyDZy0NMTetgQcrBIvyghlfQAvrP9xBFsBgiPEXQ9k2JPYDkK2z69Kl/s640/Fotos+posts3.jpg" width="640" /></a></div>
Siento que, además de darme placer, hornear tortas me conecta muy estrechamente con mi historia. Su preparación me lleva a aquellas tardes caraqueñas de brisa fresca, luz blanca, quietud, olor a madera pulida y pajaritos cantando en el jardín de la casa de mi abuela. Me pareciera verme sentada en esa mesa amarilla que tenía en su cocina para la época, y percibir ese confortable aroma a dulce hogar. Solitas las dos, ella me enseñaba con paciencia y esmero. <br />
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Hoy estoy segura de que la abuela quizás sospechaba que, aunque lejos en el tiempo, yo iba a despertar algún día ante el gusto por su antiguo oficio, porque ella fue repostera profesional en su momento. Lo que no vio en ese entonces es que iba a suceder sin ella cerca. Sé que lo adorarías abuelita, y yo también, pero me fui lejos sin pensar en tu nostalgia. Déjame al menos reconfortarte haciéndote saber que estás, además de en mi corazón, en cada gramo de cariño que pongo al hacer una torta, ¡y en tu receta de chocolate caliente también! <br />
<br />
El hecho de haber emigrado me ha puesto gustosamente cara a cara con toda mi naturaleza interior. Definitivamente es una experiencia en la que hay que fluir con plenitud. Y hablando de ello, es curioso que de nuevo me encuentre entregándome a mi abuela en este blog (sobre quien también escribí <a href="http://la-esquina-azul.blogspot.ca/search?q=mar%C3%ADa%2C+qu%C3%A9date" target="_blank">aquí</a>). Yo la he disfrutado mucho y nuestra relación me ha dejado gran crecimiento. Sin embargo, cuando salta de mi subconsciente y aparece en mis textos, comprendo que la extraño más de lo que yo misma admito. A ella y a toda la familia, pero por alguna razón hay un acento en ella.<br />
<br />
Así que bueno, para volver a mis tortas y sacudirme el <i>down</i>, en esas ando. Ensayo y error. Tomo las recetas de la familia y les voy poniendo mi sello. Sustituyo un ingrediente por otro, altero cantidades, compro moldes diferentes y me lanzo al disfrute tan enorme que me da meterme en la cocina a jugar a ser repostera. También en mis ratos de entretenimiento están mi mamá, mi tía y mi hermana en mis pensamientos. A mi mamá a veces la asalto a preguntas, que ella feliz me responde en tiempo real gracias a las nuevas tecnologías.<br />
<br />
Lo tengo claro. Mi interés por meter mis recuerdos al horno va creciendo y creciendo. Al menos trascendió la pasión por la repostería a esta representante amateur de la tercera generación de la familia.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-8164541616488095942013-01-09T11:36:00.000-05:002013-01-26T17:20:49.221-05:00Pensar en frío<div style="text-align: left;">
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit_vPxZpFvGFOqVl0yF-uDHqcIpVew5GRv7ozLGB_FA8oOvVZS5w6ZH-bWmZvLy7d6SyBHNVGk3q1-I_1UMSm0Y2CxjCUg_oh2cx4XmgQWiR46UZXDxwEBmsxHWSJE60tRbUcLCeQVckz9/s1600/Post+frio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="366" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit_vPxZpFvGFOqVl0yF-uDHqcIpVew5GRv7ozLGB_FA8oOvVZS5w6ZH-bWmZvLy7d6SyBHNVGk3q1-I_1UMSm0Y2CxjCUg_oh2cx4XmgQWiR46UZXDxwEBmsxHWSJE60tRbUcLCeQVckz9/s640/Post+frio.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Javier Picco (conmislentes.blogspot.ca)</td></tr>
</tbody></table>
<span id="goog_334930400"></span><span id="goog_334930401"></span><br /></div>
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<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;">Si fuese la dueña de ese balcón, me gustaría sacudir un poco la nieve y sentarme -bien abrigada- en esa mecedora. Disfrutar con la mirada y con el alma todo alrededor y cerrar un rato los ojos para llenarme de la energía del frío invierno. Sí, el frío me gusta. También me pone reflexiva. Eso quiere decir que me esperan muchas más semanas de introspección y de "pensar en frío".</span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />Viene a mi mente, con algo de nostalgia, la época en la que estaba en el colegio en Caracas, en unas hermosas instalaciones muy cerca del Ávila, esa magnífica montaña que apacigua los pesares de los caraqueños. Cuando llovía, o bien las veces en las que la neblina bajaba, yo sentía que entendía mejor las lecciones, tomaba con más esmero mis apuntes y venía a mí una especial inspiración. El calor me causaba el efecto inverso. Eso continuó así con el tiempo. </span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />Si estoy en medio de un clima montañoso y húmedo hay algo en mi interior que se alegra, que se anima, que despierta ¡Qué cosa más extraña! Porque por lo general escucho a la gente decir lo mismo pero del verano, del pleno sol. Y ni hablar de lo que siento cuando veo nevar. Es como un éxtasis. Si estoy en la casa, dejo las cortinas un poco corridas para observar cada vez que voltee esas chispitas blancas y sublimes que adornan el aire y que me encantan. Soñé siempre con vivir entre ellas y agradezco al cielo que se haya hecho realidad.</span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />Lo cierto es que luego de un viaje imprevisto que me llevó hasta mis más grandes afectos en Navidad, volví a mi mágica y de momento helada, Montreal. Y si el inicio de un nuevo año genera el efecto de querer hacer balance, poner las cosas en perspectiva y fijar metas, pues yo lo tengo elevado a mil. Culpable: el clima. </span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />En medio de mis pensamientos, lo que siento es un inmenso agradecimiento a Dios y a la vida por permitirme vivir esta experiencia de establecerme en Canadá. 2012 fue un año maravilloso lleno de retos y de docenas de aprendizajes (salvo por un duro tema familiar que confío se resuelva pronto). Me siento llena de mucha fuerza para recorrer el 2013 y recibir todo lo que nos traerá.</span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />Mientras tanto, yo sigo saboreando el invierno. Me gusta contemplar a esos grandes sobrevivientes que son los pinos con su nevado traje de gala, las blancas extensiones y parques que en verano eran verdes, los techos inmaculadamente rectos, los niños enloquecidos de alegría mientras se revuelcan en las montañas de nieve, las personas que enlazan los cordones de sus patines y los llevan al hombro en busca de una pista para lanzarse y patinar, el chocolate caliente, la ciudad vestida de luces decorativas que iluminan sus noches blancas, la quietud de las tardes, las actividades recreativas que la ciudad ofrece para que aprendamos a convivir con nuestra nieve. Es en verdad precioso todo. </span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />¿Lo no tan bello? Pues claro que hay cosas no tan glamorosas, porque nada en este mundo es perfecto. Pero créanme que la lista a favor es aún más interesante y larga. Además, fijarse en lo positivo de las cosas es una elección de vida y nos regala más momentos felices. De todas maneras, para los más curiosos, prometo un post con esos detalles no tan sublimes del invierno.</span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />Deseo que así como el frío me estimula la mente y el espíritu, así sea capaz de abrirme a la sabiduría divina y mejorar siempre, sin nunca detenerme. </span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br />Aquí seguiré, en esta esquinita. Gracias por acompañarme y por leerme. Se les quiere.</span><br />
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br /></span>
<span lang="ES-VE" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-VE;"><br /></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-50854097287903416042012-12-31T15:43:00.001-05:002013-01-09T11:36:33.553-05:00El Cascanueces de MontrealPara esta Navidad tenía varias ideas en mente sobre las cuales deseaba escribir cuando hubiese ya bajado el ritmo de actividades, pero mi planificación se modificó de un momento para otro y Javier y yo salimos de viaje a atender algunos asuntos que, gracias al cielo, cerramos. De vuelta ayer a nuestro hogar, caigo en cuenta de que esta hermosa y sorpresiva Navidad se fue en un suspiro. Más que ninguna otra. Sin embargo, hoy que se acaba el año quiero compartir con ustedes un par de cosas que llenaron de magia este diciembre. Una de ellas fue el Cascanueces que presentan aquí en Montreal.<br />
<br />
Leí que según la publicación Reader’s Digest, mi nueva ciudad es uno de los mejores lugares del mundo para celebrar este tiempo de fiestas, y que parte de ello es la puesta en escena de su muy famoso <i>Casse-Noisette</i> (cascanueces en francés).<br />
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Al llegar a la amplia antesala del teatro, un encantador cuentacuentos narraba la historia, en inglés y en francés, a los niños que estaban cómodamente sentados en una explanada de cojines de colores, con un grande y hermoso árbol de Navidad como telón. De verdad muy acogedora la escena. Me provocó volver a tener como 6 años al menos.<br />
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Ya adentro, en nuestros asientos, empezó la función y lo que siguió es
difícil de describir ¡Hay que vivirlo! Una escenografía de ensueños, un
vestuario que no parecía real, los niños y bailarines hechizaban con su
participación, la orquesta interpretó la música como para dioses, en
fin… todo un privilegio el haber estado allí. Yo pasé dos horas con la
piel erizada de pura emoción y sobrecogimiento. <br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji3qaGY-SMZ0VMZssN84HfaVOw0Ox6qkcAXqbo6JJ5Ix1kn_vQSYYxfj7awPopKYAYvMzCHikEM7xmN6Tl8X3-jGVqOCeAy-x-_Lgi2xREMqKFbeExH2U5YZOKEVWxFEwwELvoudyx2lBD/s1600/ReyCaramelo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji3qaGY-SMZ0VMZssN84HfaVOw0Ox6qkcAXqbo6JJ5Ix1kn_vQSYYxfj7awPopKYAYvMzCHikEM7xmN6Tl8X3-jGVqOCeAy-x-_Lgi2xREMqKFbeExH2U5YZOKEVWxFEwwELvoudyx2lBD/s640/ReyCaramelo.jpg" width="416" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Rey de Caramelos del Cascanueces</td></tr>
</tbody></table>
Gracias a Theodor Hoffmann por haber escrito tan bello e inmortal cuento y a Tchaïkovski por tal sublime partitura. Yo creo que ellos jamás pensaron que El Cascanueces sería de las tradiciones navideñas más conocidas y aplaudidas del mundo.<br />
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<b><span style="color: #e69138;">Curiosidades sobre el Cascanueces de Montreal</span></b><br />
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- 300 trajes confeccionados en el propio taller de <i>Les Grands Ballets à Montréal</i><br />
- El costo promedio de cada traje es de 2000$. El del Rey de Caramelos está valorado en 10.000$<br />
- Se emplean más de 1500 pares de zapatillas para cada temporada<br />
- 165 personajes en escena<br />
- Cada año se realiza una función gratuita para 2800 niños de escasos recursos.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-24942629012328032992012-12-08T16:45:00.000-05:002012-12-31T15:43:49.421-05:00Humor con amor se pagaEn estos días me estaba acordando de que cuando mi esposo y yo éramos novios, mi mamá un día me dijo: “Hija, si es verdad que la risa alarga la vida, tú, al lado de Javier, vas a vivir más que Matusalén”. Y es que él es muy ocurrente y espontáneo. Yo, a nueve años de haberlo conocido, aún sigo seducida por su carisma y su sentido del humor, que vino balanceado con un gran carácter, como buen tauro. <br />
<br />
Estar sentados en la sala de la casa, una noche de un fin de semana, vinito abierto, copa en mano, una buena música y de cuando en cuando una bailadita es de las cosas que más disfruto en este mundo. Conversar de lo que nos provoque es darle rienda suelta a su creatividad. Siempre hay una frase o un gesto que aterriza en carcajadas. A mí me encanta salir y descubrir cada vez más y más lugares de Montreal, pero créanme que el mejor plan siempre será disfrutar juntos en la intimidad del hogar.<br />
<br />
Y dejando a un lado mis comentarios de esposa cursi, lo que me viene ahora a la mente, y de seguro estarán de acuerdo conmigo, es que la vida sería demasiado gris sin un buen sentido del humor, sin hacer bromas o sin dejar salir a nuestros niños interiores y jugar un poco. Sea cual sea la situación, la preocupación o la edad, estoy convencida de que lo que nos hace sobrellevar las cosas es ese estado interno de optimismo y de empecinamiento por ver lo positivo, lo cual nos produce una sonrisa en el espíritu que, finalmente, se traduce en paz.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu_HyiC7rm4jBUlEwOLCk0_b1wTutaf-7k22xn8Eeo77VnOKtRtAPaRz3Aqv4N6NcXMJx3USUl1w8crvDBs-SQ25pzqdUSaEs762TIr86xC0Z_p6ngmOVwOoOlsine-grmNP4N4lnpy-8s/s1600/DSC_1654.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu_HyiC7rm4jBUlEwOLCk0_b1wTutaf-7k22xn8Eeo77VnOKtRtAPaRz3Aqv4N6NcXMJx3USUl1w8crvDBs-SQ25pzqdUSaEs762TIr86xC0Z_p6ngmOVwOoOlsine-grmNP4N4lnpy-8s/s640/DSC_1654.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto: Javier Picco</td></tr>
</tbody></table>
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En una oportunidad oí a alguien decir que, así como el oro se reconoce por su brillo, el amor verdadero se reconocía por la alegría pues ése era su brillo. Que nunca falte ni se agote. Que siempre aflore y se renueve.<br />
<br />
A mi esposo le digo desde el alma que, definitivamente, humor con amor se paga. <br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-574467147560341739.post-69359567126955485552012-11-13T16:12:00.000-05:002012-12-08T17:22:10.922-05:00Fugaz octubreOctubre fue agridulce y fugaz. En en el mismo mes explotaron los colores naranjas, rojos, ocres y amarillos más alucinantes del mundo y, también murieron. Así no más. Las hojas hicieron un complot para desnudar a los árboles intempestivamente y se dejaron caer. Que belleza más pasajera nos regaló el otoño canadiense.<br />
<br />
Las ardillas se vieron de pronto sin su guarida verde, quedando desprovistas de toda privacidad. Uno que otro nido ya abandonado quedó expuesto, bamboleándose con el frío viento y pareciendo querer volar detrás de sus antiguos inquilinos.<br />
<br />
Menos mal que cada vez que yo salía no hacía sino mirar, mirar y mirar. En cada esquina, voltear y observar. Notar aquello fue la única manera que encontré para agradecer por la suerte de vivir tan perfecto espectáculo de la naturaleza. Adoré igualmente caminar sobre la hojarasca y sentir cómo sonaba su sequedad en cada pisada, mientras sucedía la caída libre de las hojas que decoraban el aire y a veces incluso mi cabello.<br />
<br />
Ojalá nunca olvide cuánto disfruto del otoño. Me pregunto si quienes nacieron aquí llegarán a la vejez admirando su encanto ¿O será que con los años esa sensibilidad se evapora? Qué pena si la respuesta es que sí. En ese caso, espero que a mí me pase lo contrario. <br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFtsQ8kpZJTOHqBOsjl8kmkm2krm3BEllTaBXgfEm9XsWU9_BAm6m6RGtzmU95en6AwtCEIoLl7SpZIMCMobvNCTzfMc9E3oGZagZ83zMHUYC_aplYYVva0GLBIPcmGwIYN-GglNsJHNr-/s1600/Fotos+posts2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="384" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFtsQ8kpZJTOHqBOsjl8kmkm2krm3BEllTaBXgfEm9XsWU9_BAm6m6RGtzmU95en6AwtCEIoLl7SpZIMCMobvNCTzfMc9E3oGZagZ83zMHUYC_aplYYVva0GLBIPcmGwIYN-GglNsJHNr-/s640/Fotos+posts2.jpg" width="640" /></a></div>
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Entonces, fue así como esta obra de arte tornasol, pasó a ésta otra lángida, para indicarnos que está ocurriendo ahora mismo un
breve intermedio, luego del cual saldrá de nuevo a escena para cubrirse
triunfalmente de un blanco profundo y perpetuo. <br />
<br />
Y me puse a verle lo positivo. Concluí que así será de majestuoso el invierno que el otoño apuró su paso para darle lugar. La madre naturaleza es un poco irreverente en estas tierras, e ignora teoremas y fórmulas que pretenden predecirla; así que hay que danzar a su ritmo. De modo pues que… ¡bienvenido seas invierno, que traerás la Navidad! Confío en que serás menos agridulce que tu predecesor, el otoño. <i>Au revoir mon cher Automne. </i>Hasta la próxima. <br />
<br />
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<span lang="ES-VE" style="font-family: Arial, sans-serif;">♥ </span><span style="font-size: small;">Las dos fotos maravillosas de este post son cortesía de<span style="font-size: small;"> mi</span> adorado esposo, que ahora también es blogger. Léelo y mira algunas de sus capturas en <a href="http://www.conmislentes.blogspot.ca/" target="_blank">Con mis lentes </a></span><br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com4