
Una conversación con alguien que apreciamos mucho, un encuentro casual, una llamada sorpresiva, un pensamiento, un párrafo de un libro… las claves parecieran estar allí, desde siempre, esperándonos.
Llegan del cielo para nosotros, y tomarlas o dejarlas forma parte del libre albedrío. Al final, como constructores que somos de nuestra propia vida, estamos conscientes de los ajustes que debemos aplicar, y sabemos que al hacerlo sentiremos mayor plenitud. Es entonces cuando algo dentro de ti te dice que vas por el camino correcto, y aumenta la sintonía con tu divinidad. Te llenas de más fe, pues ¡la necesitas!
“Para tener éxito hay que saber conjugar el verbo aguantar”, es una frase que esta semana alguien nos regaló a Javi y a mí. Estoy segura de que este amigo desconoce cuán acertado y oportuno fue su obsequio...
Me gusta esa frase!!!! Es tan certera!!! feliz de leer tu blog mi vero :)
ResponderEliminarGracias por leerme!
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