Cuando ustedes leen la palabra retro, ¿en qué época piensan? Casi siempre la respuesta es en los años 60 o 70. Pues yo tengo un ataque retro que se ancló en el siglo XIX, y abarcó hasta los dorados años 20.
Si me siento a ver televisión, comienzo a saltar canales para ver en qué fijo mi atención, y en cuanto veo trenes antiguos, carretas, caballos, hombres con sombreros y mujeres de traje largo y abanicos, ahí paro con real entusiasmo. Imagino entonces cosas como:
- Aquel mundo desde mis ojos
- Mi léxico lleno de palabras ya en desuso
- Cómo hubiese sido mi casa
- Qué hubiese sido poder sentirme realizada
- A Javi metido en un Monet
También me dio por leer obras clásicas a través de las cuales siento que viajo y aparezco como testigo silente en esas épocas de ensueño. Mi suegra me regaló hace poco Ifigenia,
de Teresa de la Parra, y la leí con tal deleite que cuando llegué a la última línea me dio despecho ¡Quería más! Que bella y apacible era entonces mi Caracas natal. Jane Austen ha sido igualmente objeto de mi persecución, a pesar de conocer casi de memoria algunas de sus obras.
Quienes me conocen saben que esta fascinación mía por la historia y los relatos de época no es nada nueva y que nació conmigo. Simplemente hay momentos en los que lo tengo más a flor de piel y disfruto analizar cómo se asumían antes los roles, la escala de valores, la familia, los tan perdidos modales.
Con mayor interés que otras veces he escuchado a la abuela María contar sus anécdotas y tener que interrumpirla cada minuto para saber qué significa retreta, azafate, topia, letrina, sainete. Que delicia. De verdad atesoro cada conversación de éstas con ella.
En fin, reconozco, valoro y aprecio las bondades y ventajas de ser mujer de mi generación, pero, como tantas dicotomías que nos presenta la vida, creo que siempre querré intuir que todo tiempo pasado fue mejor.
Lo certifico! Y ni hablar de las novelas viejas... plop !
ResponderEliminarjajaja! Es verdad mi Gordo bello :*
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