Somos una mezcla, qué le vamos a hacer

Venezuela ha abierto siempre sus puertas a todo extranjero que aquí haya deseado echar raíces. Es una tierra de gente noble que ama sus propias tradiciones, y que gustosamente da espacio y aprecia las ajenas.

Esa es la reflexión bonita que terminé haciendo la semana pasada cuando unos amigos nos hicieron a Javi y a mí una invitación: “Vengan al Oktoberfest mañana”. A lo que respondimos: “¡Claro vale!... ¿qué llevamos?”. Al día siguiente asistimos a la cita y la pasamos demasiado genial,  no paramos de reír. 

Lo que debo aclarar es que en vez de comer salchichas alemanas había chistorras, que no había nadie siquiera con medio gen alemán, y que en lugar de cerveza había ron. Digamos que fue un Oktoberfest con sello venezolano.

Yo -como siempre- le comenté a Javi mi inquietud sobre eso de “festejar” fechas que no tienen nada que ver con estas latitudes. Él me comprendió a la perfección pero seguí sintiendo que la del conflicto interno era yo. Luego recordé que en este país se mezclan selva, desierto, montaña, mar y ciudad, así como se cruzan las razas y el cariño de todo el que aquí vive.

Somos una mezcla, qué le vamos a hacer…