julio 24, 2012
Viento del norte
Debe ser el aire del verano lo que me pone así. Me levanto y me acuesto con la imagen de un gran y bello árbol bajo el que puedo tenderme con los brazos abiertos, cerrar los ojos y respirar, respirar, respirar. Olvidar las ramitas que se clavan como venganza por haberlas aplastado, y ser toda del murmullo del viento; de este viento del norte que es suave y fuerte, pesado y ligero, y que envuelve con coraje y amabilidad. Un viento de raza pura que no admite mezclarse sino con su mismo linaje de osadía, fuerza, paz y justicia ¡Quién no dejaría elevarse por este viento!
Yo lo dejo entrar. Dejo que me llene de su esencia, que me pasee, me refresque y me recargue de energía. Permito que también la música de los árboles complete la escena. Escucho con atención cada sacudida de las hojas, las grandes y las pequeñas. Sonrío con el ronquido de las ramas que se baten de alegría porque, como a mí, les encanta este viento.
Él susurra la calma, confirma los buenos pasos, infunde paciencia. Asegura respuestas. A veces es cálido, y de cuando en cuando menos cálido, todo depende de la disposición de la piel. Vaya fortuna la mía; mi piel y este viento del norte se han entendido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Amada Vero:
ResponderEliminarEs el deseo de realizar tantas cosas hermosas lo que hace percibir ese viento liviano y sublime rozando la piel sientiendo que está soplando al norte. Lleva consigo y deja a su paso, una estela de paz y seguridad que va creciendo conforme él se desplaza...dejando seguros y firmes los árboles, pequeños o grandes pero de profundas raíces, , que saludan a su paso porque se sienten seguros y firmes.
Te quiero mucho...
ADELANTE!!!
Gracias mamita poeta! TQM
ResponderEliminar