Un año como bloguera

Ahora sí me siento bloguera. Luego de un año de venir continuamente a La esquina azul para dejar pequeñas pinceladas de mi sencilla vida, soy capaz de decir: Sí, yo soy bloguera. Mi expectativa era publicar al menos semanalmente, pero la dinámica impuso otro ritmo pues hubo muchos cambios que se concretaron de manera fortuita justo a partir de que decidí abrir el blog. Hoy, 35 posts más tarde (pocos pero sentidos), estoy aún más a gusto con mi espacio, a la vez que muy feliz y agradecida con ustedes por leerme.

El blog ha sido el gran reactivador de “mi radar”. Ahora, mucho más que antes, voy por la calle sintiendo, presintiendo, observando, valorando y agradeciendo. Imagino luego cómo sería un post sobre tal o cual situación o tema, y a veces me entusiasma o divierte desde el primer segundo. Otras, trabajo un poco más el contenido hasta que resulte algo que me satisfaga.

Hay ideas muy fugaces que se me escapan, y hay otras que aparecen despacio, desfilando con galantería e invitándome a que las atrape. Incluso me ha pasado que abro la libreta que siempre tengo conmigo cuando estoy en la calle, y comienzo a anotar como si estuviese tomando dictado, abstraída totalmente del entorno. Luego cierro, dejo descansar las palabras, y en el momento menos pensado las sacudo de su reposo y las traigo aquí o las reservo para otros proyectos.

Lo especial en todo esto es que siento plenitud al haber ido rescatando poco a poco algo que tanto me gusta hacer y que había abandonado, digo yo que por la caótica rutina caraqueña que padecía. He aprendido que cuando hay calma y paz interior, se esté donde se esté, uno es capaz de escucharse y de seguir esa buena consejera que es la intuición. Y si se vive en un lugar en donde también se respira tranquilidad y donde la vida marcha serenamente, pedir más sería pecado.

En fin, aquí seguiré estando para retratar mis vivencias, mis aprendizajes o cualquier nimiedad que me anime a contar para ordenar mi mente y mi espíritu, y para tener el placer de compartirlo con lectores tan especiales, que, para mi dicha, cada vez son más.